El Ayuntamiento de Valencia emprende un ambicioso proyecto para transformar la gestión de residuos urbanos con la instalación de contenedores soterrados en ocho barrios clave. Con una inversión de 1.039.999 euros, la iniciativa busca no solo mejorar la estética urbana, sino también abordar los problemas de suciedad y malos olores asociados a los contenedores convencionales.
Ocho sectores residenciales de Valencia contarán con contenedores soterrados en proyectos de construcción que iniciarán antes de que concluya el presente año, 2023. El Ayuntamiento, con la aprobación de la Junta de Gobierno Local, destinará una suma de 1.039.999 euros para llevar a cabo esta iniciativa. La unidad encargada de la gestión sostenible de residuos urbanos y la limpieza del espacio público llevará a cabo la construcción de ocho estaciones subterráneas de contenedores distribuidas en distintos barrios de la ciudad.
Los barrios beneficiados con la instalación de estos contenedores son Arrancapins, Nou Moles, Malilla, Ciutat Jardí, La Vega Baixa, Torrefiel, Benicalap, y la pedanía de Benimàmet. El propósito del proyecto es mejorar el entorno urbano, la movilidad y otros aspectos relacionados con el espacio público, así como promover una gestión diferenciada de la recogida de residuos urbanos en los distintos distritos de la ciudad, clasificándolos entre orgánicos y varios enseres.
En muchos barrios, los residentes han expresado frecuentemente sus quejas acerca de la suciedad generada alrededor de los contenedores, con bolsas en las aceras y daños continuos en los receptáculos de residuos debido a aperturas incorrectas. Esto ha provocado malos olores e infestaciones de insectos y roedores. La medida de soterrar los contenedores se presenta como una solución teórica para poner fin a esta situación, además de contribuir a mantener las vías públicas más limpias y despejadas.
En el caso de Ciutat Vella, la necesidad de ubicar contenedores soterrados se justifica por las características del barrio, con calles estrechas y una gran afluencia de turistas y locales de restauración. Esto se hace imprescindible para evitar una mala imagen ante los visitantes, con malos olores y contenedores constantemente llenos de bolsas.
Desde que el Partido Popular asumió el gobierno municipal de Valencia en las últimas elecciones, ha destacado la importancia de mejorar la limpieza y la gestión de residuos en su programa. La alcaldesa, María José Catalá, ha aumentado el presupuesto destinado a estas áreas con el objetivo de restaurar la imagen de la ciudad, que había quedado deteriorada por la suciedad en las calles durante la última legislatura del Rialto.
En junio, Catalá anunció un plan de choque para combatir la suciedad en las calles de la ciudad, y en julio, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó un segundo refuerzo económico para alcanzar este objetivo. El presupuesto inicial para el refuerzo, anunciado a finales de junio, era de 147.500 euros al mes hasta fin de año, lo que implicaba una inversión de 885.000 euros. Con el aumento aprobado en julio de 952.959 euros, se destinarán 158.825 euros adicionales al mes. En consecuencia, se duplica la cantidad destinada al programa especial, alcanzando los 305.000 euros mensuales para incrementar el barrido y baldeo de las calles.
En resumen, con el plan de choque definitivo, se destinarán casi dos millones de euros adicionales al presupuesto ordinario de limpieza de la ciudad hasta el final del año, lo que ha permitido aumentar en 65 el número de operarios de limpieza en la ciudad, sumando a los 400 ya existentes.